No hay sábado sin sol, ni fiesta cubana sin dominó

2022-12-21 16:51:49 By : Mr. Kevin Parts

Un juego de dominó. 

Una mesa de dominó. 

MADRID- “No hay sábado sin sol, ni fiesta cubana sin dominó”, reza una frase popular que resume una de las tradiciones más arraigadas en Cuba: el juego del dominó.

Este juego acompaña casi todas las celebraciones en la Isla: cumpleaños, Fin de Año, Noche Buena, graduaciones o, simplemente, cualquier reunión familiar o entre amigos. Incluso, es habitual encontrar grupos de personas jugando alrededor de una mesa en una esquina de barrio o en los parques a lo largo del país. Y no solo participan los que están en medio de la partida, sino espectadores o quienes “esperan para entrar”, que al final de cada partida comentan las jugadas. En algunos barrios se organizan peñas o campeonatos.

Aunque no está clara la entrada del dominó en la Isla, la mayoría de los criterios coinciden en que fue introducido en Cuba por los chinos. Según la Enciclopedia Británica, los primeros registros de este juego datan del siglo X, en China. Mientras que en Europa se conoció primero en Italia y Francia.

Sobre lo que sí no existe dudas es que en Cuba el juego ha pasado de generación en generación sin perder su fuerza y convirtiéndose en un elemento identitario de los cubanos.

En Cuba, a diferencia del resto del mundo, se adoptó una manera peculiar de jugar, especialmente en las provincias occidentales.

A diferencia del tradicional, que se juega con 28 fichas hasta el doble seis, el dominó cubano tiene 55 fichas (30 pares y 25 impares). Llega hasta el número 9 y sus valores van desde el blanco 0 hasta el doble 9.

Esta manera de jugar depende más del azar y del análisis de los jugadores, ya que al cada persona coger 10 fichas, quedan 15 fuera, por lo que no se sabe la cantidad de fichas de un mismo número que están en juego. Aunque se puede jugar de manera individual, lo común es hacerlo en pareja.

Los juegos de dominó en Cuba, además de estar acompañados muchas veces por música y bebida (sobre todo ron), tiene aparejado su propio lenguaje.

Este va, desde las reglas: “El dominó lo inventó un mudo”, para indicar que no se puede hablar durante la partida, hasta para indicar que se ha cogido una “mala data”, cuando el jugador no está conforme con las fichas que le han tocado: “Yo lo que tengo son letras”.

La mayor cantidad de frases están asociadas a los números, que normalmente se dicen cuando se colocan las piezas: “La caja de muerto” (El doble 6, por ser un ficha incómoda); “la que menos pesa” (el doble 9, por ser la que más agujeros tiene); “blanquizal de Jaruco” (para el doble blanco, en referencia a un pueblo de Cuba); el uno se conoce como la uña o la puntilla, el dos como el dulce, y así sucesivamente todos los números tienen varias frases asociadas.

Otras frases típicas son “estar agacha´o”, para cuando un jugador tiene una ficha del contrario y la guarda como estrategia; “Me pegué”, para cuando se gana la partida colocando la última ficha; “Estoy gordo”, cuando tocan fichas altas (números mayores que el cinco), contrario a “estoy en la playa”, cuando predominan las fichas bajas; y “dar agua”, para remover las piezas al final de cada partida.

Esta última incluso ha trascendido el espacio del dominó y en el lenguaje popular cubano se utiliza también para situaciones en que algo está a punto de terminar o ha terminado.

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