Unas fichas, un tablero y unos dados son, en la mayoría de los casos, los componentes básicos de cualquier juego de mesa. Ahora bien, no todos son iguales y hay algunos que, a pesar de que hayan cogido polvo en ese armario del salón, siguen siendo un clásico al que recurrir para pasarte horas jugando o picándote con tus amigos o familia. 

El ajedrez es el único juego de mesa que está considerado como deporte por el Comité Olímpico Internacional. Surgido en el siglo XV, es un juego de estrategia que enfrenta a dos contrincantes, cada uno de los cuales, dispone de 16 piezas que debe mover en un tablero de 64 casillas. El objetivo del juego consiste en derrocar la figura del Rey del adversario. 

¿Quién no se ha picado jugando a este juego que pone a prueba nuestro intelecto? El Trivial Pursuit es uno de esos juegos de mesa míticos que hay prácticamente en todas las casas. Y es que las cifras de ventas superan los 80 millones en todo el mundo. Fue creado en 1979 y, desde entonces, este juego de preguntas y respuestas sobre diferentes temáticas (historia, ciencia o cultura) sigue siendo un imprescindible.    

Que levante la mano quien no haya jugado al póker alguna vez en su vida. Independientemente del lugar, el póker es un juego de cartas donde de los jugadores hacen apuestas sobre una puja inicial. La suma de todas ellas irán recayendo en el jugador o jugadores que tengan la mejor combinación de cartas. 

El Monopoly es otro de esos juegos que está presente en cualquier hogar. Su mecánica es muy sencilla, ya que consiste en hacerse con el monopolio de los inmuebles que hay en el juego hasta desplumar a los adversarios.  

"El juego de las palabras prohibidas". El eslogan del Tabú lo tenemos marcado a fuego. El juego tiene una mecánica de lo más sencilla: uno de los jugadores debe describir una palabra o acción dando pistas mediante palabras no tan evidentes. Además, la gracia del juego es que tiene una serie de palabras prohibidas que no se pueden decir. 

Aunque las primeras ediciones comerciales del juego surgieron a finales del siglo XIX, la primera versión del juego de la Oca se remonta a un juego de mesa regalado por Francisco I de Médici de Florencia a Felipe II de España entre 1574 y 1587. Mucho ha llovido desde entonces, pero este juego sigue provocando piques en su tablero con 63 casillas donde los jugadores deben llegar al centro del mismo tirando los dados por turnos.   

El juego de detectives y misterio más conocido es sin duda el Cluedo ('Clue' en América). En 1948, el empleado de un abogado de Birmingham (Inglaterra), Anthony Pratt, desarrolló este juego que más tarde sería editado por la compañía inglesa Waddington Games (Reino Unido).  Su principal objetivo es descubrir quién ha matado al Dr. Negro, llamado  Sr. Cadavery, con qué arma y en qué habitación fue asesinado. 

La Jenga es otro de esos juegos para desempolvar de vez en cuando. Ligero, divertido y con mucho pique. Es un juego de habilidad física creado por la diseñadora y autora británica de juegos de mesa Leslie Scott que consta de 54 bloques de madera. Por turnos, los jugadores deben ir sacando una de las piezas e ir colocándolas en la parte superior de la torre haciendo que esta se vuelva cada vez más inestable. Quien la tira, pierde.  

"Una mano al rojo, el pie al azul..." El 'jingle' del anuncio de este juego, que se hizo tan popular en los 90, sigue estando vigente a día de hoy. Ahora bien, las habilidades físicas como el equilibrio o la flexibilidad son dos condiciones indispensables si quieres ganar en el juego. Mediante una ruleta, el jugador de turno debe colocar su pie o su mano en unos discos de colores. Quien logre permanecer más rato, en posturas (a veces imposibles), gana. 

Se trata de uno de los juegos de mesa más reconocidos y entretenido. Sin embargo, pocos saben que su procedencia viene del 'parchisi', un juego originario de la India del siglo XVI. El mecanismo es de lo más sencillo: cuatro jugadores deben recorrer, con sus cuatro fichas, las 100 casillas del tablero hasta llegar al centro. Si por el camino se va comiendo a los adversarios, mucho mejor. 

Otro juego de estrategia mítico es Hundir la flota. Aunque existe la versión en caja, el juego puede hacerse sencillamente con una hoja de papel. Para ello se necesitan dos contrincantes y cada uno de ellos coloca barcos, de diferente tamaño, en las casillas que considere, siempre y cuando haya agua alrededor. El adversario deberá adivinar la posición en la que se encuentran estos y si acierta una de las partes del barco, dirá aquello de 'tocado'. En cambio, si logra adivinar todas las posiciones, podrá decir 'tocado y hundido'.  

¿Cuántas horas te habrás pasado jugando a este sencillo juego de fichas? Conecta 4, o el cuatro en raya de toda la vida, es uno de esos juegos clásicos que nunca pasan de moda. Básicamente, dos jugadores deben conseguir conectar cuatro fichas de su color verticalmente, horizontalmente o de forma diagonal y cuando así sucede, gana.   

Quién es quién

Si quieres desempolvar la nostalgia, el juego de Quién es quién seguro que lo consigue. A cada jugador se le asigna la carta de un personaje presente en el tablero. Así, mediante preguntas de sí o no en relación con el aspecto físico, cada uno de los rivales debe adivinar el personaje que le ha tocado. Un juego de memoria, que a más de uno seguro que no se le ha olvidado. 

Es uno de esos juegos que algún amigo o alguna amiga tenía en casa siempre. La mecánica de Simon o 'Simón dice' es de lo más sencilla. Uno de los jugadores asume el papel de Simón y este debe obligar al resto de participantes a llevar a cabo determinadas acciones, a cada cual más inverosímil. Quien permanezca más tiempo en el juego haciendo los retos planteados, gana la partida. 

UNO es un juego de cartas estadounidense desarrollado por Merle Robbins, en 1971 en Ohio, basado en unas reglas muy básicas. Los jugadores, que pueden ser de 2 a 10, deben deshacerse de todas las cartas que se roban inicialmente de un mazo. En el momento en el que uno de los jugadores se quede con una carta, debe decir en voz alta "UNO" o de lo contrario, deberá robar dos cartas. El jugador que llegue antes a los 500 puntos gana.

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