La guerra como una partida de ajedrez, el caballo eterno de Putin y la reencarnación de Tigran

2022-12-21 16:52:50 By : Ms. Christine Ma

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Kasparov ya adelantó la jugada en 2015. Putin se maneja mejor en el póquer sin cartas y lanzando órdagos desesperados. Su pieza clave son las armas nucleares y Zelenski asume que la mejor defensa es la defensa.

La partida de ajedrez que disputaron en 1987 el azerbaiyano Garri Kasparov, que defendía el título de campeón de mundo, y el ruso Anatoly Karpov, dispuesto a arrebatárselo, fue un claro anticipó de la caída de la Unión Soviética y la victoria de lo nuevo y revolucionario frente a lo antiguo y reaccionario. Solo un año después del histórico enfrentamiento accedía a la presidencia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) Mijaíl Gorbachov, que logró el Nobel de la Paz años después y que impulso una auténtica revolución -la 'Perestroika'-, que permitió que los soviéticos lograsen derechos civiles inimaginables y la desintegración de la federación de repúblicas comunistas.

Tras dos meses de duro enfrentamiento, Karpov, hoy diputado por Rusia Unida, el partido de Putin, llegó a la última partida, la 24, con un punto de ventaja debido a un error del azerbaiyano. En la partida 23, Kasparov tuvo que defenderse de la contundente 'apertura inglesa' del ruso y en la jugada 40 pidió tiempo y logró remontar, pero un desacierto posterior fue aprovechado por su rival. En la última partida, que duró dos días, Kasparov, ahora claramente posicionado contra Putin y la invasión de Ucrania, se convirtió en atacante y debía ganar, pero optó por una apertura conservadora que hacía pronosticar tablas -que no le valían-. Sin embargo, el ruso no aprovechó algunas de las debilidades de su rival porque le pudo su papel de favorito y fue cargándose de tiempo y demorando su victoria. Fue suficiente para que Kasparov, por un grave error del Karpov, se alzase con el título mundial. Toda una metáfora de lo que puede pasar a partir de ahora.

Kasparov, activista prodemocracia en Rusia, lleva años advirtiendo de una guerra en Ucrania a partir de la anexión de Crimea y ha avisado de que no se puede confiar en Putin. En su libro 'Winter is coming', editado en 2015, señalaba que no había razón alguna para pensar que la Gran Rusia a la que aspiraba Putin acabase en el este de Ucrania -el Dombás- y sí muchas para creer lo contrario. "Los dictadores sólo se detienen cuando se les detiene y apaciguar a Putin con Ucrania sólo avivará su apetito de más conquistas", destacaba, un claro aviso para la Alianza Atlántica. El ajedrez, que muchos ejércitos utilizan como un instrumento para preparar estratégicamente a sus efectivos ante un conflicto, ha permitido al azerbaiyano tener un visión diferente y a considerar de las jugadas del mandatario ruso, que realiza 'jugadas' imprevisibles, desconcertantes y difícil de interpretar, entre las que destacan una retirada del cerco de Kiev que nadie sabe si se debe a su habilidad o a un extraño cambio de estrategia condicionado por una situación desesperada, los bombardeos indiscriminados contra civiles o su repliegue en Bielorrusia.

Casi nadie esperaba la jugada 'maestra' de Vladimir Putin en Ucrania del 24 de febrero, lo que le permitió tener la ventaja del atacante y el desconcierto del adversario por su movimiento poco esperado, y utilizar las piezas blancas, tras haber atacado la región prorrusa del Dombás y anexionarse Crimea en 2014, como hizo Karpov en el 87 en la partida 23. Sin embargo, algunos, como el presidente estadounidenses Joe Biden, alertaron de esa posibilidad y daban por seguro que atacaría. El desafío del presidente ruso para muchos es más parecido a una partida de póquer o de mus que de ajedrez. Alex Younger, ex jefe de la Inteligencia británica, advertía en enero pasado que Putin "se siente peligroso y claramente se está volviendo más peligroso. Es difícil ver que pretende". El presidente ruso tenía una estrategia desde el principio, pero se ha visto obligado a variarla en parte ya ahora mueve algunas de las fichas condicionado por la inesperada reacción del pueblo ucraniano.

La baza fundamental de Putin es el 'caballo eterno', una táctica que ha utilizado de forma frecuente, y que permite ganar las partidas. Ha mostrado su disposición a utilizar las armas nucleares y ha intentado poner sus caballos en el centro, en Kiev, sin lograrlo, de momento. Mientras ha ido perdiendo peones y defensas, en el primer caso en el frente de batalla y en el segundo por la sanciones de Occidente, que han debilitado su círculo con la caída de los oligarcas, que en algunos casos han traicionado a su jefe. Mientras, ha visto como los movimientos de Europa y Estados Unidos han afectado a sus hijas y no tardarán en impactar en sus 'reinas'. El 'caballo eterno' es aquel que puede ocupar una casilla débil del rival -Ucrania-, normalmente una casilla central -Kiev-, que permite no ser expulsado si el rival se queda sin peones -soldados- para defenderlo.

Por su parte, Valodímir Zelenski, que no esperaba el primer movimiento de Putin, afronta la batalla con las piezas negras y su estrategia, más limitada,  dependerá de los pasos que decida dar el ruso. Ucrania, cuenta con un destartalado y mal equipado ejército, que tiró la toalla ante la anexión de Crimea por parte de Rusia, pero que ahora está motivado y dispuesto a no ponérselo fácil al régimen ruso. En cualquier caso, la desproporción está clara, aunque en la guerra convencional la defensa de la fuerza puede mantener a distancia tres veces su propio número de atacantes. Y Ucrania está logrando grandes victorias a partir de ese planteamiento, una vez que el Ejército ruso, mucho más numeroso y concentrado frente a Kiev, desistió, en principio,  de su objetivo.

Zelenski ha pasado por alto la teoría de que la mejor defensa es un buen ataque, fundamentalmente porque no la puede aplicar, y ha optado por la de la mejor defensa es una buena defensa, que en parte le ha proporcionado Estados Unidos y Europa. Una y otra vez, Ucrania ha rechazado los ataques de las tropas rusas, improvisando en gran medida su respuesta, y espera la oportunidad de, al menos, quedar en tablas, una opción en la que se trabaja en las mesas de negociación, pero sin planteamientos equilibrados por parte de Rusia. De momento las tablas parecen descartadas.

El 'rey de la defensa' en el ajedrez fue el armenio Tigrán Vartánovich Petrosián, aunque nacido en Georgia, un jugador sólido, seguro y sin complejos, características que no le faltan al ex actor Zelenski. La base de la estrategia de Tigrán 'El Trigre de Acero', que fue campeón del mundo campeón de 1963 a 1969, estaba en que lo importante no es desocupar y mejorar las posiciones ganadas y sí evitar que las del adversario mejoren -la protección de Kiev- para desarmar los planes del rival. El armenio era capaz de ver la posible acción de su enemigo con 20 jugadas de antelación. Podía mejorar sus posiciones a partir de pequeñas victorias y seguir pensando en las siguientes jugadas. Con negras, utilizaba la 'defensa francesa', una jugada que desconcertaba hasta al estadounidense Bobby Fischer, y la 'siciliana', que facilita un juego agresivo y flexible y en la que las blancas (Rusia) abren el juego con el peón de rey, pero las negras no contestan con la misma jugada.

El presidente ucraniano sigue reclamando a Europa 'armas, armas y armas' y no duda de que Odessa y Jarkóz acabarán ocupadas. Los movimientos de Ucrania, como los de Tigrán, resultan frustrantes, limitados y condicionados y como las partidas del armenio, aburridos y defensivos. Tigrán siempre tenía una respuesta cuando le preguntaban por su método: "Mis partidas deberían ser más interesantes e incluso yo podría ser más interesante... y también perder".

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