La revolución de los creadores amateur de juegos de mesa: "Nuestros padres lo dejaron, pero se ha recuperado la cultura del juego"

2022-12-21 16:40:26 By : Ms. Jane Wang

Una noche, en torno a la una de la mañana, Daniel Fernández, aficionado desde hacía años a los juegos de mesa, se despertó con una idea en la cabeza. "Tienes que diseñar tu propio juego de mesa". No le dio importancia, pero a la noche siguiente, su sueño se volvió a ver interrumpido con este pensamiento. Dos años después de esas vigilias, recuerda cómo, al día siguiente, se sentó delante de un papel y se puso a escribir.

"Me iba cuadrando todo, me venía solo. Pensaba: 'Joder, qué bien se me dan las matemáticas'. Y eso que yo con los número siempre había ido regulinchi", declara Fernández, que ahora tiene 45 años. "Cuando ya lo tenía, invité a un amigo a casa que es muy jugón y me dijo: 'Venga, enséñame esa mierda que tienes ahí'. Yo le dije que no le iba a gustar, pero insistió y al terminar de echar una partida me dijo: 'Esto es buenísimo, tiene que salir, tiene que ver la luz'. Me quedé alucinado, pero sobre todo pensé: 'Vale, pero ¿Cómo lo hago?'".

Fernández había empezado a introducirse en el mundillo de los juegos de mesa en 2008, mientras compartía piso en Madrid. En esos años miles de españoles se unían también a una nueva oleada de jugadores que empezaron a probar los conocidos como juegos de mesa modernos que apenas acababan de llegar a nuestro país. Los clásicos Monopoly, parchís o La Oca empezaron a ser sustituidos por nuevos productos como Catán o Carcassonne.

La masa de jugadores no hacía más que crecer y estaba ya en un punto de efervescencia antes de la pandemia que fue el trampolín definitivo. Ahora, además, las nuevas plataformas de crowdfunding -micromecenazgo- como Verkami o Kickstarter han generado el contexto adecuado para lo que los conocedores del sector no dudan en llamar el paraíso para los creadores de juegos de mesa.

Fernández probó primero con las vías tradicionales. Fue con su idea a un par de editoriales y fue rechaza en ambas. Su juego de cartas llamado Los Dorem y las runas mágicas quedó aparcado hasta que, un compañero de su asociación de creadores de juegos le aconsejó acudir a la feria de juegos de mesa de Barcelona, la Dau. Su juego fue una revolución, con largas colas de aficionados para probarlo.

"Entonces dije: 'Joder, el juego es bueno'. Y, al final, como las distribuidoras no me lo querían comprar, un chico me animo a que lo autoeditara. Descubrí Verkami, una plataforma de crowdfunding, lo saque ahí y en 12 horas se financió", relata Fernández, que logró editar 1.000 copias de su juego desde septiembre de este año, en venta en tiendas de toda España y cuya primera edición se agotará probablemente estas Navidades.

Cuando Francisco Gallego -conocido en el mundillo como Pak- decidió buscar financiación para el primer juego de mesa que había diseñado hace cuatro años acudió, como cualquiera que necesitaba dinero por aquel entonces, a un banco. "Les pedí dinero para hacer un juego y se rieron de mi", reconoce ahora Pak, que dirige la editorial GDM Games y es asesor de la plataforma Verkami.

La española Verkami, fundada en 2010, y la estadounidense Kickstarter, creada en 2008, son, probablemente, las dos páginas de crowdfunding más populares para creadores culturales en España, incluídos los de juegos de mesa. La idea es sencilla. El creador sube un boceto del proyecto, generalmente incluyendo un vídeo y diverso material gráfico, y los usuarios de la plataforma deciden si hacer una aportación económica al mismo.

Si en 40 días se alcanza el presupuesto mínimo, que para un juego de mesa ronda los 5.000 euros, el proyecto sigue adelante y los mecenas lo recibirán cuando esté terminado o su nombre aparecerá en agradecimientos o en las instrucciones del juego, dependiendo de la cantidad aportada. Si no se alcanza el objetivo en ese plazo, el dinero simplemente es devuelto a los usuarios que lo habían invertido. Algunos de los juegos más exitosos de este año varían tanto en sus temáticas como el S.U.N. (Space United Nations) -un juego cooperativo de ciencia ficción-o el Remolacha -que mezcla "mezcla verduras, roles ocultos y palabras desternillantes"-

"Cuando haces un juego de mesa empiezas a ver todos los gastos que implica y asusta bastante", declara Pak. "Los juegos tienen bastantes ilustraciones, luego necesitas correctores, testeo y, lo más importante, encontrar un fabricante que te haga las cartas, que hay pocos en Europa, y no digamos ya si hay figuritas, donde el mercado está copado por China".

En este contexto, las plataformas de crowdfunding están viviendo un crecimiento continuo en los últimos años. En 2020, el año del confinamiento en el que se produjo el último gran boom del juego de mesa, los usuarios de Verkami aportaron 5,2 millones de euros en total, un presupuesto similar al que gastó la Comunidad de Madrid en subvenciones a la cultura ese año. Los juegos de mesa recaudan en esta plataforma una media de 8.365 euros y es, según Verkami, la categoría que más ha crecido en los últimos años.

Tres amigos se reúnen cada fin de semana en Tomelloso, Ciudad Real, para jugar a juegos de mesa. "Somos tres aficionados, un poco frikis y muy jugones, pero no de los juegos típicos", explica Pedro Román, un diseñador gráfico y uno de los tres socios fundadores de la editorial LaPollaGames.

"Lo típico de los juegos de mesa es que estás jugando y le sacas pegas y de ahí surgió un poco la idea de hacer nuestro juego", explica Román, que admite que, debido al desconocimiento, los tres creadores han "querido empezar por el tipo de juego más complicado que hay. Lo más fácil si quieres hacer un juego de mesa es hacer uno de cartas, pero el nuestro tiene una serie de componentes que lo hacen bastante más caro".

Su juego, aún en fase de prototipo, se llama Sweet Beasts y consiste en un tablero por el que se mueven seis figuritas que deben ir recogiendo armas, defensas y habilidades. El último que sobreviva, gana. Tras diseñarlo y pulirlo a base de jugar una y otra vez, los tres amigos decidieron lanzarse a fabricar un prototipo para presentar en una plataforma de crowdfunding.

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"Una de las cosas más complicadas ha sido la fabricación porque, en España, está un poquito verde el tema de querer producir tu propio juego siempre que haya componentes", declara Román, que asegura que los socios han invertido ya 5.000 euros de su bolsillo en diseño y fabricación.

"Solo el tablero era muy complicado hacerlo en España, porque el precio es muy superior a fuera, pero el gran problema son las miniaturas. El coste de fabricarlo en España es cuatro veces superior a hacerlo en China. Cambia mucho el cuento, pero el problema es el acabado de la figura, que es más barato en China, pero la seguridad de lo qué te va a llegar no lo sabes, y por otro lado hay que sumar a ese coste el transporte y la posibilidad de que se puedan dañar las piezas o tener retrasos", declara Román.

Los tres socios decidieron apostar por fabricarlo en España a pesar de la diferencia de precio porque quieren que sea "de calidad y esté a la altura". Ahora, aseguran, están en la fase final, adaptando el diseño a los cambios requeridos por el fabricante y a falta del prelanzamiento para obtener financiación, en este caso, en Kickstarter.

"Tenemos un Google Drive con los siguientes juego que vamos a diseñar, pero puedes adivinar que son de cartas, ni tablero, ni figuras ni nada", explica Román. "No sé a futuro que puede llegar a pasar porque sí que ha habido otra gente que ha hecho lo mismo que nosotros, han triunfado y han hecho millones de euros, si se da un caso así ya veremos, la vida da muchas vueltas".

Es evidente que es mucho más fácil que nunca crear un juego de mesa, pero no está tan claro si lo es lograr una rentabilidad económica en un mercado que podría empezar a estar copado. Rafael Fortún es un veterano del mundo del juego de mesa en España. Es el director de la asociación Jugando por ellos, que recauda dinero para refugios de animales, y lleva el podcast Homo Meeple desde hace 12 temporadas.

"Para los creadores, estamos en el momento más dulce de la historia", declara Fortún. "La figura del creador se ha visto potenciada y eso ha generado el funcionamiento de muchas microempresas que diseñan juegos que, en muchos casos, empiezan como una sola persona que tiene una idea y se monta su juego".

Un ejemplo de una de esas pequeñas empresas surgidas en los últimos años es La Caja, creadora del popular juego de preguntas y respuestas Guatafac. Para esta microempresa creada por unos jóvenes que compartían piso en Madrid en 2019, la clave del éxito ha sido la simplicidad de los juegos que han diseñado.

"Queríamos que fuera simple, porque sabemos que hay juegos complicados y diversos con piezas y tablero, pero nuestro target era gente que simplemente quiera coger un juego, leerlo y ponerse a jugar", declara Bella Castillo, que a su 22 años es responsable de comunicación de La Caja y una de las creadoras de Guatafac

Ella y sus compañeros de piso, Toño y Pablo, decidieron empezar a escribir tarjetas con preguntas para amenizar sus fiestas en 2019. Después, se dieron cuenta de que podían darle una forma de producto comercial a su juego, que empezó a comercializarse a finales de ese año. Después vino la pandemia y, con ella, el éxito definitivo. Desde entonces han sacado oros nueve juegos destinados a distintas franjas de edad.

"Toño y Pablo estaban trabajando en otras empresas antes de esto, pero ahora mismo nos dedicamos al 100% a los juegos y estamos bastante contentos con el crecimiento incluso en este periodo de inflación", explica Castillo. "Solemos estar en el top de juegos vendidos y deseados de Amazon y, el año que viene, queremos expandir a Latinoamérica".

El suyo es un caso más de éxito en una industria que parece no tener techo en España. "Esto va para largo y mucho, es un boom, hay gente que dice que está saturado el mercado de juegos de mesa, pero, si comparas con otros países de Europa, en España esto está empezando", opina Pak, de Verkami. "En España ha habido una recesión en cuanto a juegos, mi abuela tenía una baraja y el dominó y con eso jugaban a un montón de cosas. La generación de mis padres dejó de jugar y ahora vuelve a haber una generación que vuelve a jugar y se empieza a recuperar la cultura de juego. Son brotes verdes que indican que esto empieza a funcionar otra vez y va a seguir para arriba".

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